Cuando hablamos del origen del ser humano, son muchas las teorías que se ofrecen para encontrar una explicación lo más coherente posible. El problema es que al ser una acción que tuvo lugar hacer cientos de millones de años, se carece de los datos necesarios para explicar todos los aspecto sin ningún género de dudas. Y es en este preciso instante, en el que se echa mano de teorías, aceptadas por la comunidad científica, dicho sea de paso, que tienen como objetivo rellenar estos huecos que dejan las hipótesis convencionales.
Nos estamos refiriendo, a la teoría de la panspermia. A esta teoría que asegura que el origen del ser humano tuvo lugar en los seres extraterrestres. En otras palabras, y para simplificar el enunciado, que el ser humano desciende de una especie que no proviene de este planeta.
Una hipótesis, la cual, se ha visto reforzada en las últimas fechas con motivo del estudio que han llevado a cabo Vladimir I. shCherbak de la Universidad Nacional al-Farabi Kazakh de Kazajistán, y Maxim A. Makukov del Instituto de Astrofísica Fesenkov. En él se afirma que nuestro ADN, siguiendo todos los postulados que enumera la teoría de la panspermia podría tener retazos, restos de ADN extraterrestre.
«Una vez arreglado, el código puede mantenerse sin cambios durante grandes escalas de tiempo cosmológicas; de hecho, es la construcción más duradera jamás conocida. Por lo tanto, representa un excepcional y fidedigno almacén de datos para una firma inteligente. Cuando el genoma es reescrito apropiadamente, el nuevo código resultante permanecerá en la célula y su progenie, lo que luego será transmitido a través del espacio y tiempo»
Escuchadas estas palabras y si las tomamos dentro de un contexto científico, hay que decir que la teoría, como tal, es completamente plausible. No solo porque no encontramos muchas respuestas mejores, sino porque del mismo modo que el ser humano, en uno de sus viajes a la Luna o en uno de sus misiones no tripuladas a Marte, puede dejar sin pretenderlo algún resto biológico que luego, tras el paso de millones de años, genere alguna forma de vida, algo similar pudo suceder en nuestro caso. Quién sabe si seres de otros planetas vinieron a la Tierra con algún propósito o, simplemente un meteorito o cuerpo, impactó contra nuestro planeta provocando el germen de la vida. Pero estas son unas preguntas para las que, de momento, y pese a quien le pese, no tenemos respuesta.