Si hablamos de misterios clásicos, de esos enigmas que acompañan al hombre desde hace varias décadas, tenemos que hablar sin ningún género de dudas del misterio Yeti. Un ser, que al parecer entraría dentro de lo que consideramos como criptozoología, y que habría atemorizado a la especie humana desde hace muchos años. Sin embargo, la pregunta inmediata es: ¿es un ser real o es una mera leyenda urbana transmitida de generación en generación?
Haciendo honor a la verdad, hay que decir que esta historia tiene pocos visos de ser una leyenda urbana debido al enorme número de reportes que existen sobre el tema. Y es que, al menos desde el punto de vista racional, se antoja complicado que cientos de miles de personas, en diferentes momentos de las historia y en diferentes lugares del planeta, separados entre ellos miles de kilómetros, hayan tejido una historia tan coherente y tan sólida.
Es por ello por lo que podemos asegurar que el Yeti existe pero, ¿qué es? Puede ser un animal que no está dentro del catálogo aceptado por la ciencia o puede ser un ser humano. Así es, un ser humano híbrido. O esto es al menos lo que se desprende del estudio que ha llevado a cabo Melba Ketchum tras estudiar, según afirma ella, el ADN de este monstruo.
«No es posible excluir una teoría que puede parecer fantástica: en la hibridación podrían haber participado extraterrestres que visitaron la Tierra. El ADN detectado en las muestras examinadas es demasiado extraño».
El problema de todo este asunto es que algunas fuentes aseguran que la tal señora Ketchum no solo habría manipulado los datos sino que habría comprado algunas referencias en algunas revistas. Y esto, evidentemente, invalidaría cualquier teoría. Sin embargo, y por situarnos en el otro extremo de la balanza, hay que decir que todas estas afirmaciones también están siendo tomadas como un intento de la ciencia de permanecer en el más absoluto inmovilismo. Es decir, de no querer aceptar la realidad y asumir que el Yeti no solo existe sino que podría tener su origen en nosotros mismos.
¿Es posible que una teoría de la conspiración se cierna en torno al caso del Yeti? ¿O tienen razón algunos medios y estos datos han sido tergiversados con el único objetivo de obtener una publicidad de cara a futuras publicaciones? Ahora es el turno del lector el posicionarse una vez se tienen todos los datos sobre la mesa.